Fraude editorial: Los 8 consejos (y señales de alarma) que todo autor debe conocer antes de pagar por publicar

¡No te dejes estafar! Conoce las 8 señales de alarma de editoriales fraudulentas. Aprende a revisar RFC, contratos, y a diferenciar entre editorial, imprenta y agente literario.

TÉCNICA Y OFICIO EDITORIAL

12/7/20258 min read

¿Alguna vez has sido víctima de una estafa editorial al intentar publicar o autopublicar tu libro? ¿Has sabido de alguien que haya sufrido esta situación? Por desgracias esta industria, como cualquier otra, no está a salvo de la delincuencia.

Existen estafadores que, con base en ardides y mentiras, convencen a los autores de dar dinero con la promesa de publicar su libro, y al final, nunca se los publican. También hay quienes, ya que recibieron dinero por sus servicios, entregan un trabajo incompleto o distinto al que prometieron. O están los que se hacen pasar por editores, prometen publicar y, en efecto, imprimen el libro o lo ponen a la venta en muchas librerías, pero sin leer siquiera el texto o mucho menos editarlo.

Por ello, aquí te presentamos nuestra lista de consejos para no caer en las garras de estos embaucadores.

1. No contrates editores sin RFC

Ya sean editores independientes (freelancers) o editoriales, siempre debes desconfiar de aquellos prestadores de servicios que no son identificables. Un editor independiente deberá compartirte sus datos de identidad. En este sentido, si no te comparte una copia de su INE, es más probable que se trate de una persona informal, o en el peor de los casos fraudulenta.

Respecto a las editoriales (empresas), estas no tienen INE; sin embargo, el equivalente es su acta constitutiva. Obviamente ninguna empresa va a compartir este documento por el solo hecho de prestar un servicio; no obstante, sí podrían compartir contigo su cédula de identificación fiscal, es decir, su RFC.

En ambos casos, el de un editor independiente y una empresa editorial, el RFC no solo es un modo de identificar al prestador de servicios, sino una prueba de que dicho prestador está registrado ante las autoridades mexicanas con la actividad profesional o empresarial de edición de libros.

2. Duda de las editoriales que trabajan sin un contrato

Un acto que puede prevenir de manera considerable los fraudes es firmar un contrato. De tal modo, si el editor o empresa editorial que estás contratando para la edición de tu libro no trabaja con este instrumento legal, mejor busca otra opción.

Un contrato plasma los datos de identidad del prestador de servicios, así como su razón social, su RFC y su dirección. También, expresa los servicios editoriales específicos que te va a prestar, la tarifa acordada y las condiciones de entrega.

Es más probable que una editorial que no trabaje con un contrato sea fraudulenta o te brinde un servicio incompleto, distinto al que te prometió, con el típico argumento de “no, en eso no quedamos”. Además, si tienes un contrato firmado con los datos de la persona o empresa que contrataste, lo puedes hacer valer ante las autoridades en caso de incumplimiento.

En Editorial Dictum, este es un requisito innegociable, ya que la formalidad protege a ambas partes.

3. Huye de las imprentas disfrazadas de editoriales

Recientemente han proliferado imprentas que anuncian cosas como: “publica tu libro por solo $99 por ejemplar, tapa blanda”. Si ves algo así, ¡huye lo más lejos que puedas!

Para empezar, “imprimir” no necesariamente es sinónimo de “publicar”. Y para acabar, se trata de empresas cuyo negocio es la impresión; a ellas no les interesa si tu libro está bien escrito, si ha pasado por una corrección de estilo, si está bien diseñado y diagramado… Solo les importa que imprimas tu “libro” en sus talleres.

Hay algunos que pretenden ser más “listos” y, ya como “de pasada”, te dicen que también hacen corrección de estilo y diagramación. Sin embargo, no son editores y no realizan dichos servicios (o los realizan mal); por lo general, solo tienen a una persona que “medio acomoda el texto” para que pueda ser impreso, pero nada más.

¿Cómo identificarlas? Usualmente verás que estas “editoriales” anuncian precios y características de impresión; por ejemplo, hablan de “ejemplares” o de acabados, como “tapa blanda”, en vez de hablar de procesos como la corrección de estilo, la corrección ortotipográfica o la diagramación.

4. No des dinero, sin antes recibir una cotización

Otro tip para evitar ser víctima de un fraude, no solo en los servicios editoriales, sino en cualquier otro, es nunca dar dinero a nadie sin antes recibir una cotización formal por los servicios que deseas contratar.

Las cotizaciones expresan los detalles del servicio, las fechas y las condiciones de entrega, así como los métodos de pago. Una cotización formal es aquella que tiene toda esta información más un número de folio, la fecha, los datos y el logo de la empresa. También, manifiestan el costo total de los servicios y desglosan el impuesto correspondiente, además de cualquier tipo de descuento.

Cuando una editorial o editor freelancer te pide un anticipo, o que pagues el total del servicio por adelantado, sin darte siquiera una cotización formal, es muy probable que se trate de un fraude.

5. Desconfía de las editoriales que no tienen una página de internet

De todas las empresas editoriales que compiten en el mercado, desconfía de aquellas que solo se anuncian en redes sociales y no cuentan con un sitio web propio, es decir, con una página de internet.

Las editoriales que se han tomado el tiempo de diseñar, construir y mantener un sitio web, lo cual lleva tiempo, lo han hecho así porque pretenden permanecer años en el mercado. Por el contrario, los estafadores operan con prisa y con la intención de borrar toda evidencia de sus malos actos, y una página de internet implica lo opuesto: permanencia y certidumbre de un trabajo cotidiano.

Lo anterior no significa que todas las empresas sin página de internet sean fraudulentas; sin embargo, sí es más posible que te lleves una sorpresa desagradable con estas editoriales, que con las que sí tienen un sitio web.

6. Apártate de los agentes que prometen fama o fortuna

En los últimos tiempos ha cobrado cada vez más relevancia la figura del agente literario; en Europa, por ejemplo, es casi imposible que una editorial tradicional publique a un autor, si este no cuenta con los servicios de un agente literario. Esta persona es una especie de manager que tiene muchos contactos con muchas editoriales, por lo que es capaz de colocar la obra de sus representados en alguna editorial tradicional para que se publique.

Ahora bien, en México aún no es tan conocido este rol, por lo que existen estafadores que se aprovechan del desconocimiento y de la ilusión de los autores por publicar y ser reconocidos.

Estos timadores se hacen pasar por “agentes literarios” y piden dinero a los autores a cambio de publicar en las grandes editoriales del mundo hispano. Endulzan el oído del autor de muy variadas formas: “que será conocido en toda Hispanoamérica”, “que su obra será traducida a múltiples idiomas” o “que será nominado a premios y demás reconocimientos”.

La verdad esto es puro fraude. Siempre apártate de los agentes que prometen fama y fortuna. Nadie se hace famoso de la noche a la mañana por publicar un libro, por muchas “palancas” o contactos que tenga; tampoco nadie hace dinero a lo grande por publicar su obra. El reconocimiento al talento es posible, pero se da a partir de la dedicación y la constancia, a veces, luego de muchos años.

7. Sospecha de las empresas que no cuentan con una “política de privacidad”

Ahora bien, digamos que has encontrado una editorial que tiene su página de internet y te solicita algunos datos para brindarte algún servicio. En tal caso, debes cerciorarte de que esta empresa tenga en su sitio web un aviso de privacidad. Si no lo tiene… ¡Uhm! Enciende los focos rojos.

Un aviso de privacidad es un requisito legal, el cual expresa las políticas que la empresa tiene sobre esta materia: el tratamiento de tus datos, para qué y cómo los usará. De igual modo, su política debe contener un mecanismo para que puedas solicitar que eliminen tus datos o denegar los permisos para que te envíen correos o compartan con otros tu información.

Una empresa que no cuenta con una política de privacidad no te brinda garantías de que utilicen correctamente tus datos, y esto se presta a situaciones “oscuras”, relacionadas con posibles fraudes.

8. Aléjate de los distribuidores disfrazados de editores

Al igual que lo sucedido con las imprentas, existen distribuidores cuyo negocio es distribuir los libros para su venta en distintas librerías; sin embargo, no son editores, por lo que les importa nada si tu libro tiene calidad literaria o editorial. Ellos solo cobran y ya (por cierto, no cobran poco).

En este sentido, es normal que como autor tengas la ilusión de ver tu libro a la venta en librerías reconocidas, pero recuerda que más ilusión es ver que tu libro tiene el máximo de calidad posible. La distribución no sustituye a la edición, sino que la sucede, esto es, primero se debe editar muy bien el texto y después, ya que se ha convertido en un libro de calidad, se puede distribuir.

Aléjate de los distribuidores si tu libro aún no ha pasado por los procesos de edición, pues solo perderás dinero, tiempo y, lejos de ser un autor reconocido, verás dañado tu naciente prestigio de escritor.

Hasta aquí, nuestros consejos para evitar ser víctima de un fraude editorial. Esta lista no es definitiva y mucho menos infalible, pues, como sabes, para la delincuencia no existen límites y siempre verá la manera de salirse con la suya. No obstante, estamos convencidos de que esta serie de recomendaciones te puede ayudar a prevenir situaciones engañosas o de franca estafa.

Como has visto, publicar tu obra es un acto de fe. Pero esa fe debe estar respaldada por la formalidad, la calidad editorial y la transparencia en el proceso. En Editorial Dictum y a través de mis mentorías, garantizamos que tu prestigio esté protegido y que tu libro alcance el rigor que merece. Si tu manuscrito ya está listo para el siguiente nivel, haz clic aquí y verifica tú mismo nuestro RFC, pide una cotización formal y agenda una llamada para revisar la seriedad de nuestro contrato.